Mientras el resto del mundo se empeña en saber inglés, el interés de los estudiantes ingleses en idiomas extranjeros es cada vez más escaso. A lo largo de las últimas décadas el número de estudiantes de secundaria que se alistan a cursos de idiomas se ha ido reduciendo de año en año. Desde 2004 (el año en el que el estudio de lenguas modernas extranjeras dejó de ser obligatorio a partir de los 15 años) la cifra se ha desplomado vertiginosamente. Como consecuencia, hay cada vez menos interés en estudiar idiomas en la universidad y muchas de ellas han respondido a esta falta de demanda cerrando sus facultades de lenguas modernas extranjeras.

Claro que ha habido muchos informes que han intentado dilucidar esta creciente falta de interés lingüístico por parte de los jóvenes ingleses, pero estas valoraciones generales no van al grano; solo sirven para crear más confusión. Por ejemplo, cada año el British Council publica un informe que se titula Language Trends England que examina las tendencias de lenguas modernas extranjeras en colegios e institutos estatales. En 2020, el mismo British Council publicó un informe especial sobre el desinterés generalizado que muestran los adolescentes varones ingleses por los cursos de idiomas (dos tercios de los estudiantes de idiomas en este país son chicas). El informe enumera los factores sociales que influyen negativamente en el aprendizaje de idiomas entre los adolescente varones e identifica que los típicos chicos que salen mal parados:
- son de familias humildes
- no hablan ningún otro idioma en casa
- tienen un código postal «problemático»
- tienen necesidades educativas especiales
Bueno, ¡Qué sorpresa! ¿Quién se lo hubiera imaginado?
Pero, estos no son los motivos del pobre rendimiento en las aulas de idiomas. Estos solo son los corolarios presentes en las vidas de estudiantes ingleses que no aprenden bien en clases de idiomas.
Lo que no se menciona en el informe es que estos no son factores negativos y determinantes en otros países donde se estudia inglés como segundo idioma. Por todo el resto del mundo los chicos de ambos sexos de familias monolingües empobrecidas de barrios marginados se esfuerzan por hablar inglés. Y lo hacen porque entienden que sus conocimientos de este idioma son la clave de un futuro más próspero. Hasta los peques saben que su meta principal es la adquisición de un buen nivel de inglés.

Por ejemplo, tienen en Indonesia un libro de texto muy conocido titulado Aprende Inglés por una vida mejor. Niños indonesios saben que si priorizan el estudio de este segundo idioma estarán capacitados a trabajar en los muchos sectores de la economía en que se emplea inglés:
- en turismo
- en hostelería
- en informática
- en comercio
- en interpretación y traducción
No importa que uno salga de un barrio humilde, de los suburbios, de los anillos de pobreza que rodean el próspero centro de la ciudad, todos entienden la importancia de aprender este idioma y se esfuerzan por hacerlo.
Entonces, ¿cuál es el auténtico motivo por el cual los idiomas no interesan a los adolescentes ingleses, especialmente a los varones?
El informe del British Council va dirigido a todas las instituciones educativas del país. El British Council es un organismo muy positivo y bien intencionado y como tal, hace todo lo que puede para sugerir cómo se pudiera intentar revertir una situación que va de mal en peor. Para que se produzca una mejora en la situación el informe destaca dos prerrequisitos esenciales:
- El equipo dirigente del instituto tiene que hacer obligatorio el estudio de idiomas
- Hay que mejorar la calidad de la enseñanza
El informe incluye ejemplos de varios institutos que han superado un poquito las dificultades de los chicos desfavorecidos. Incluye también un resumen de sus buenas prácticas que el British Council recomienda a todos los colegios e institutos:
- más horas de clases y conversación
- actividades extra curriculares
- más asesoramiento ocupacional
- visitas a sitios relevantes
- clases más pequeñas
- clases abiertas a todos
El problema con todas estas recomendaciones es que
- ya hemos cumplido con ellas en el pasado sin grandes resultados
- Y cuestan dinero: los institutos no tienen presupuestos sin límites. Reciben del gobierno £5000 anuales por cada estudiante que tienen. Si salen 20 estudiantes porque prefieren seguir empresariales en otro instituto, las pérdidas a su instituto de origen se elevan a unos £100,000. Entonces, ¿qué hacen los directores? No estarán podrido de dinero. No pueden estirar los pies más de lo que da la frazada. Necesitan retener el número de estudiantes más alto posible. Es sencillo. Lo que hacen es quitar idiomas y poner empresariales.
- Pero, más importante todavía es que la opinión pública inglesa no cree que valgan la pena las horas extra y los estudiantes y sus padres ya se han dado cuenta de que no tienen que aprender ningún otro idioma porque ya son hablantes nativos de la lengua común adoptada por todo el mundo.
En las raras ocasiones en las que los ingleses van de vacaciones a otros países saben muy bien que la gente de por ahí ya ha aprendido a relacionarse con ellos en el inglés. ¿Por qué demonios les hace falta aprender cualquier otro idioma cuando todo el mundo habla el suyo? Y si se da el caso improbable de que la gente local no hable inglés, los angloparlantes monolingües tienen un móvil con la aplicación que lo traduce todo. Es más, el aparato lo hace al instante, y no solo responde por ellos, lo hace pronunciando como Dios manda.
La incapacidad de hablar idiomas extranjeros no quiere decir que los chicos británicos sean ni vagos, ni bordes, ni ignorantes. Y el que no se comuniquen en español, francés, mandarín o árabe no es un inconveniente para la competitividad de la economía británica, como insisten muchos especialistas en educación. Si la industria británica produce buenas manufacturas innovadoras, si seguimos fabricando productos inventivos y efectivos que resuelven problemas técnicos difíciles y si continuamos a hacerlo todo a un coste razonable, si el sector de servicios financieros y la banca mantienen sus posiciones dominantes en el mercado, el mundo seguirá llamando a nuestra puerta, pidiendo tranquilamente nuestros bienes y servicios en inglés.
Los informes de augustos órganos de pedagogos, como el British Council, no siempre toman en consideración el hecho sociológico básico de que no estudiamos idiomas porque ya no hay necesidad alguna de hacerlo. La verdad sencilla y sin adornos es que aquí, la posesión de un segundo idioma, en sí mismo, no tiene ninguna finalidad económica.
Lo más irónico es que, hasta cierto punto, el British Council es el autor del problema que intenta resolver. Es un organismo mundial financiado por el gobierno británico que tiene como su papel principal la popularización y la enseñanza del inglés como lengua extranjera: un rol que ha desempeñado desde hace casi un siglo con muy buenos resultados, ayudando a mantener y reforzar el inglés como la lingua franca del mundo, el idioma universal del planeta y, en las propias palabras del British Council, “la llave para liberar todo un nuevo mundo de oportunidades”. Su campaña de enseñar al mundo a hablar inglés ha sido tan exitosa que los ingleses ya no vemos la necesidad de aprender otros idiomas. Las lenguas modernas extranjeras se han vuelto redundantes. El mundo ha optado por nuestro sistema lingüístico como su lengua de relación.
¿Qué pensáis?

