
Hace unos diez años mis amigos Mick y Susan celebraron sus bodas en el castillo de San Donato, que se sitúa discreto en una brecha de los acantilados galeses que dan al canal de Bristol. Es un paisaje idílico, tranquilo y apartado. Tiene vistas tremendas. Desde los jardines tudor llenos de rosas se tiene un panorama de la costa del condado inglés de Somerset que se encuentra baja en la orilla opuesta del canal, a unos 20 kilómetros de distancia. Un poco más al suroeste, donde el condado de Somerset se encuentra con Devon se pueden ver las tierras altas del pintoresco Parque Nacional de Exmoor. Así fue que pasamos un día perfecto en un castillo de cuento de hadas que se encuentra en un maravilloso estado de conservación. Pero no siempre fue así.
La historia del castillo de San Donato se remonta a tiempos medievales pero, para los años 20 del siglo pasado el castillo había venido a menos. Su fortuna cambió en 1925, el año en el que fue adquirido por William Randolph Hearst, el infame magnate de la prensa norteamericana que tenía tanto dinero que podía hacer absolutamente todo lo que se le ocurriera. Y cualquier cosa que se le ocurriera lo llevaba a cabo con un desdén total por la historia y con la más absoluta indiferencia a la opinión pública; se habría reído de conceptos modernos como ‘patrimonio cultural’ o ‘patrimonio de la humanidad’.
Hearst compró el castillo tras haberlo visto anunciado a la venta en la revista Country Life; envió un mensaje por telegrama a su agente en Inglaterra ordenándole que lo comprara. Para transformar San Donato en el castillo de sus sueños, y añadir un poco más de “interés histórico”, Hearst compró otros edificios de valor histórico inestimable, los hizo desmantelar y los transportó a Gales con la intención de incorporarlos en su proyecto fantasmagórico.
Su mayor acto de vandalismo fue la destrucción del priorato agustino de Bradenstoke en el condado inglés de Wiltshire, un espléndido monasterio fundado en 1142. Quitó el enorme y magnífico techo abovedado medieval y lo utilizó para cubrir el gran salón de fiestas que añadió al castillo. Arrancó de cuajo también las ventanas y la magnífica chimenea del prior, añadiéndoles a su «party room» y a la vez, reduciendo el monasterio a escombros. Fue aquí, en su salón de fiestas, durante sus muy infrecuentes visitas al castillo, que Hearst entretenía a sus invitados ilustres – miembros de la alta sociedad, políticos importantes, estrellas de Hollywood y miembros de la familia real.
Lo que no me entra en la cabeza es por qué no hizo Hearst que sus carpinteros copiaran el techo en vez de destrozar el monasterio. Hearst estaba podrido de dinero y la única explicación por su vandalismo es que él debe de haber sido un hombre impulsivo e impaciente, un hombre acostumbrado a conseguir todo lo que quisiera en seguida. Evidentemente, fue una solución más rápida arrancarlo de encima de un edificio de valor incalculable que esperar unos meses para que se fabricara una réplica o, por lo menos, algo por el estilo. No hay lugar a dudas de que los carpinteros habrían sido capaces de hacer una reproducción fiel porque cuando instalaron el techo en el castillo ya lo habían expandido de 50 a 90 pies de longitud.
Si quieres ver el priorato antes de su destrucción visita la web del concejo parroquial de Lyneham y Bradenstoke: https://www.lynehamandbradenstoke-pc.gov.uk/community/lyneham-and-bradenstoke-parish-council-16223/old-images-of-bradenstoke-prioryabbey/
Ahora, lo único que queda del priorato es una porción de la torre y las ruinas de la cripta.

El castillo se vendió después de la muerte de Hearst y en 1962 el conjunto se convirtió en Atlantic College, un internado privado en el que los estudiantes (350 de ellos entre 16 y 18 años de edad) concluyen su educación secundaria, cursando el bachillerato internacional. Como dice la Tatler, la revista británica de alta costura, Atlantic College se ha hecho “el lugar al que la realeza internacional, los hipsters californianos adinerados y los bohemios intelectuales eligen enviar a sus hijos a estudiar”. Cuando la princesa Isabel de Bélgica se matriculó en el colegio en 2018 el Times de Londres llamó el castillo “el Hogwarts de los hippies”.
El año lectivo que viene el colegio dará la bienvenida a otra hija de la realeza, esta vez la Princesa Leonor de Asturias, la heredera de 17 años del trono español. Por dos años Atlantic College será donde ella estudiará el Bachillerato Internacional a un coste de €76,500, un importe que pagarán sus padres, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia.
Hearst compró y desmanteló también el granero de diezmos del priorato de Bradenstoke, otro edificio medieval de inmenso interés histórico. Embaló el armazón de madera y lo envió todo a su otro castillo de lujo en San Simeon, California. Una vez más, Hearst perdió interés en el proyecto y vendió el granero a otro empresario que planeaba a reconstruirlo como capilla de bodas en la ciudad californiana de San Luis Obispo. Sin embargo, el ayuntamiento le prohibió hacerlo porque el edificio no estaba a prueba de terremotos. Así que, 90 años después, los 109 cajones que contienen las vigas, las viguetas, los contraventeos, las puertas y los otros muchos componentes de madera, siguen almacenados en un depósito perteneciente a Alex Madonna Construction de San Luis Obispo. Si quieres ver fotos de este enorme edificio medieval echa un vistazo a este video:
https://www.youtube.com/watch?v=80PHqu9fH9Q.
Vale la pena también el video poco visto de la BBC en el que el historiador inglés Dan Cruickshank entrevista a Hannah Swarbrick la última persona sobreviviente que vivía en el priorato antes de que Hearst lo comprara. Cruickshank visita también las ruinas del priorato y el castillo de San Donato. Luego viaja a San Luis Obispo donde abre los cajones que contienen el «kit» del granero y se entusiasma sobre la idea de devolver el edificio a su sitio original.
La gente del pueblecito de Bradenstoke entiende muy bien que han perdido el priorato para siempre pero el retorno del granero sigue siendo un sueño de ellos aunque la parroquia no tenga los fondos suficientes para comprarlo, traerlo a casa y reconstruirlo. ¡Qué gesto tan magnífico sería que el Rey emérito de España, el ex Rey Juan Carlos I, utilizara sus fondos extensivos para concederles su deseo! Además, el tendría la satisfacción de saber que había ayudado a enderezar uno de los muchos males que cometió Hearst durante su saqueo de Bradenstoke, el pueblecito que dio su alma medieval a la construcción del castillo de Hogwarts en que su nieta está destinada a recibir la fase final de su educación secundaria.